A pesar de su actual situación económica, Estados Unidos sigue ostentando el lugar de superpotencia, tanto por su complejo industrial-militar como por su poderío económico y entramado institucional (1). Pero en los últimos años (aunque con una tendencia de hace décadas) han surgido algunos indicios que hacen pensar que el epicentro de hegemonía se está haciendo más difuso.
El déficit del comercio exterior de bienes y servicios de Estados Unidos está batiendo récords año tras año; transformándose en la regla de por lo menos las últimas tres décadas, con sólo un breve período positivo – era Clinton –, para luego dispararse nuevamente en déficit. Como resultado de todo esto la economía más grande del mundo ha acumulado una deuda cercana a los 3 trillones de dólares, convirtiéndose en el mayor deudor a nivel planetario. La balanza de pagos yanqui registró un deterioro en el año 2005, alcanzando el déficit por cuenta corriente un máximo histórico del 6,4% del Producto Bruto Interno (PBI), marca que fue superada en el 2006 cuando registró el 6,6 % del PBI (Banco Central Europeo, 2007).
Para el 2008 los números en rojo fueron de 670 mil millones de dólares según el informe del World Economic Situation and Prospects/ONU (WESP, 2009).
El déficit en la balanza comercial está acompañado por el déficit fiscal cuyo volumen, aún con el rescate de 700 mil millones de dólares aprobado en el 2008 y las continuas inyecciones de liquidez, mostró un balance negativo de 450 mil millones de dólares (3,1% del PBI), mientras que para el 2009 se trepaba a 1,5 billones de dólares, es decir, el 11,3% del PBI (WESP, 2009). En el plano interno, la economía estadounidense se encuentra endeudada en un 140% de su Producto Bruto Interno (PBI) totalidad que se destina a financiar en forma de deuda interna el consumo particular de los hogares (Heller, 2008).
Si bien es cierto que el ahorro de los hogares estadounidenses aumentó un 4% del PBI, para financiarse los Estados Unidos deberá recurrir al ahorro del resto del mundo y continuar acuñando billetes verdes, con la consecuente presión sobre el dólar, por la aversión a posibles futuras pérdidas de valor.
El déficit estadounidense, que puede ser interpretado como el resultado de una desinversión, tiene su contraparte en las naciones que ahorran y no gastan internamente. Estos recursos son absorbidos por la economía norteamericana llegando a representar el 49,2 % del ahorro internacional.
Pero parecería que el resto del mundo “necesita” que Estados Unidos incurra en este desbalance para proveer de la liquidez necesaria para el crecimiento económico mundial. Uno de los riesgos de este círculo es que la continua y creciente emisión del dólar provoque – tarde que temprano – una abrupta pérdida de confianza de su valor y termine licuando los activos denominados en dólares. De hecho, la declinación del valor del dólar frente a las monedas de los principales países de la OCDE (Organisation for Economic Co-operation and Development) ha sido constante desde mediados de los años 60s del siglo pasado, hecho que se ha visto acentuado desde el 2002 y hasta finales del 2007, cuando comienza de nuevo a apreciarse.
El país del norte, como emisor de la moneda más poderosa del planeta, está en condiciones de incurrir de manera persistente en su déficit externo y virtualmente “autofinanciarse” sin necesidad de buscar algún tipo de respaldo (poder de señoreaje) en otra moneda extranjera, como sí deben hacerlo el resto de las economías del mundo. Recordemos que esta capacidad de emisión sin respaldo alguno tiene su origen en 1971, momento en que EE.UU. decide, no olvidemos tampoco: unilateralmente, romper el acuerdo de Bretton Woods, firmado el 22 de Julio de 1944.
En contraposición con esta ilimitada emisión de Norteamérica, las demás naciones sufren un constreñimiento para financiarse o adoptar políticas económicas anticíclicas, ya que deben almacenar moneda fuerte para poder emitir activos domésticos con respaldo.
Ahora, en opinión de José Blanco (2008), una parte del aparato productivo estadounidense quedará en “manos extranjeras” dado que las acciones de muchas empresas han sido puestas a precio de remate en su avidez por recibir nuevas inyecciones de capital. En este sentido, habrá que esperar para ver si Estados Unidos se define a salvar sus empresas que considera nodales – cayendo en un abuso de su poder de señoreaje y aumentar sus números rojos- o ver cómo éstas son fagocitadas por otros capitales extranjeros, incluyendo los llamados Fondos Soberanos que disponen de un capital aproximado de 2,7 billones de dólares (Warde 2008:18). Sin embargo, también la centralidad de las empresas del hegemón (Strange 1991:16,18,20) son demasiado claves e importantes como para esperar que finalmente queden en manos extranjeras; mucho menos si la nación extranjera en cuestión tiene aspiraciones que confrontan o chocan con los intereses que los Estados Unidos espera mantener.
Según Gérard Dumenil del Centre National de la Recherche Scientifique, el hegemón mantendrá su discurso de libre comercio para que se practique el resto del planeta, al tiempo que protegerá celosamente su corazón económico, como lo hizo cuando la petrolera CNOOC, (la empresa petrolera más importante de China), quiso comprar la petrolera estadounidense UNOCAL o cuando el ejército de este país optó por comprar aviones europeos, decisión que fue bloqueada por el Gobierno estadounidense.
Lo paradójico de la crisis económica actual, cuyo epicentro apunta hacia los Estados Unidos, es que el dólar continúa funcionando como una moneda de refugio. Esto se puede entender debido a que aún existe confianza en la economía del país del norte y en el poderío de su moneda en contraposición al euro o en otras denominaciones. En este sentido, es necesario recalcar que la Unión Europea ha generado dudas respecto a una voluntad política unificada. La heterogeneidad de economías y la escasa coordinación entre, inclusive, las naciones “motor” dentro de UE hacen palmarias estas tensiones frente a la actual crisis. Aunado a lo anterior, la ambivalencia del Reino Unido en cuanto a su posición pro-UE o filo-estadounidense, genera pocas expectativas.
En resumen, no queda muy claro qué pasará cuando el mercado “se calme” y todas las plazas bursátiles y los Bancos Centrales queden inundados de dólares. Ese – con seguridad – será el momento más desafiante para el valor del dólar.
El rol geo-estratégico del dólar y su preeminencia
El mundo ha tenido en los últimos 30 años más de un centenar de crisis económicas mundiales (Stiglitz, 2008). La actual crisis económica se equipara con la acontecida en la década de los 30s desde el volumen de dinero “en juego”, los puestos de trabajo perdidos (y por perderse), quiebras de empresas, bancos y otros efectos, vista en perspectiva con la del Crack del 30.
Pero lo que le imprime una mayor magnitud en el plano internacional, es que ahora Estados Unidos geopolíticamente ocupa otro lugar – el de primer potencia mundial – que debe sostener con un colosal uso de recursos que en los 30s aún no tenía ni tenía comprometidos. Inclusive, el atentado del 11-S aparece como momento bisagra. A partir de ese momento, Estados Unidos necesita “hacerse” de otra cantidad de recursos para desplegar sus operaciones militares en Medio Oriente y desarrollar una estrategia hegemónica dura.
Inclusive otra equiparación valdría la pena respecto a la crisis del 70 y la pérdida del valor de dólar. Como puntualiza Arrighi (2007:203), la centralidad de Estados Unidos en los 70s era indiscutida en el plano de la economía internacional. Esta vez, por el contrario, tanto en las explosiones de la crisis del 2000 como la del 2007 y con prolongación en la actualidad, se ha generado una “mudanza” de los Estados Unidos como actor principalísimo en la arena económica, con la emergencia de otros actores. En este sentido, la preeminencia del dólar (para comerciar, acumular como reserva y sostener su complejo industrial-militar) sobre otras monedas es de vital importancia para EE.UU. Los costes adicionales en que incurrió el Pentágono durante el primer año de ocupación en Irak fueron aproximadamente iguales a las compras adicionales de títulos del Tesoro estadounidense por los bancos centrales de Japón, China, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán. El gasto militar de EE.UU. representó el 45% del total mundial para el año 2007, seguido por el del Reino Unido, China, Francia y Japón, con un 4–5% cada uno. El presupuesto militar estadounidense ha aumentado desde el 2001 y hasta el 2007 en un 59% en términos reales (Stockholm International Peace Research Institute – SIPRI, 2008:11). La escalada en esta magnitud responde a las operaciones militares desplegadas en Afganistán e Irak, pero también al aumento en el gasto “base”; transformándose para el 2007 en el mayor gasto presupuestario desde la Segunda Guerra Mundial (3) (SIPRI 2008:10). Un año después (2008) sus gastos se incrementaron nuevamente pasando de 547 mil millones a 607 mil millones de dólares.
Tabla 1. Las diez naciones que más gastaron en armamento en el 2008
(en miles de millones de dólares constantes 2005).
Posición | País | Gasto$b. | % mundial |
1 | USA | 607 | 41.5 |
2 | China | 84.9 (e) | 5.8 (e) |
3 | Francia | 65.7 | 4.5 |
4 | Reino Unido | 65.3 | 4.5 |
5 | Rusia | 58.6 (e) | 4.0 (e) |
6 | Alemania | 46.8 | 3.2 |
7 | Japón | 46.3 | 3.2 |
8 | Italia | 40.6 | 2.8 |
9 | Arabia Saudita | 38.2 | 2.6 |
10 | India | 30.0 | 2.1 |
Fuente: Stockholm International Peace Research Institute.
Yearbook 2009. (e): estimado.
América Latina y el Caribe frente a la retórica estadounidense
Con la presente crisis y las tensiones que se visualizan ya sea en el plano económico/financiero o geopolítico, las fuerzas centrípetas y centrífugas para mantener/acumular poder por parte de Estados Unidos en esta región, se manifiestan en su estrategia hegemónica dura/intermedia.
La activación de la IV Flota (2) (inactiva desde 1950), las bases militares en territorio colombiano, la “ayuda” militarizada en Haití o el documento Comando Sur 2007 (4) emitido por la potencia, es una clara muestra de ello. En este sentido, Tokatlian advierte “La hiper-militarización de la política exterior es cada vez más elocuente: todos los indicadores cuantitativos y cualitativos (presupuesto, doctrina, despliegue, alcance, peso corporativo, gravitación institucional, balance cívico-militar) apuntan en este sentido” (2008:6). Es evidente que todo esto viene con un dulce barniz retórico del flamante presidente Obama, acompañado de algunos gestos políticamente correctos pero sin tocar estructuralmente la política exterior de Estados Unidos.
Sin embargo, hay en América Latina una masa crítica de voluntades con ejes políticos compartidos. No en su totalidad pero sí con varios puntos en común. El desafío para las naciones latinoamericanas y caribeñas será doble. Por un lado, encontrar formas de manejar hábilmente su relación con Estados Unidos que se encuentra desplegando su hegemonía en una fase “dura/intermedia”. Por el otro, continuar invalidando los anquilosados canales comerciales con viejos y nuevos socios, a través de la exportación de sus riquezas, muchas de ellas no renovables.
Evidentemente la solución no será solamente local, sino regional, buscando complementariedades y desarrollos de proyectos conjuntos tanto en lo económico como lo político. Una respuesta en estos dos planos, al doble desafío, permitirá imaginar otro lugar geopolítico para América Latina y el bienestar de sus pueblos.
Notas
(1) Trama institucional refiere a la red de agencias internacionales, instituciones, corporaciones, medios de comunicación o cualquier otro tipo de organismo que reproduzca y amplifique – generando consenso junto con otros Estados – pautas de comportamiento y valores al interior de los Estados súbditos. Agentes de esta trama son por ejemplo el FMI, Banco Mundial, OTAN, Empresas Transnacionales con su Casa Matriz en el Estado hegemón, OCDE, OMC, G-8, Multimedios de los Estados centrales, conjunto de soportes materiales y técnicos de producción, reproducción y difusión de productos y objetivaciones culturales, firmas de consultoría internacional – Price Waterhouse, Peat Marwick Mc Clintock, Ernst & Young, Deloitte Touche Tohmatsu, Standard & Poors entre otros – que estandarizan comportamientos de las empresas y “califican” el riesgo de los Estados periféricos. Para una descripción más detallada sobre el particular cfr. Medici, Alejandro (2008) “Más allá del imperio y del imperialismo: el Orden Global desde las perspectivas neo gramscianas” en Revista Relaciones Internacionales, Nro 34. La Plata, Argentina.
(2) Un análisis se puede encontrar en Borón, Atilio http://www.rebelion.org/noticia.php?id=71635.
(3) Existen otros informes como el del Instituto Independiente donde la cifra casi se duplica. El resultado surge de sumar los fondos dedicados a Defensa y de otros departamentos. Para el año fiscal 2006 es la siguiente en millones de dólares corrientes: Departamento de Defensa 499.400; Departamento de Energía (Armamento nuclear y limpieza del medioambiente) 16.600; Departamento de Estado 25.300; Departamento de Asuntos de los Veteranos 69.800; Departamento de Seguridad Interior 69.100; Departmento de Justicia (1/3 del FBI) 1.900; Departamento del Tesoro (para el Fondo de Retiro de las Fuerzas Armadas) 38.500; Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio – NASA – (1/2 del total) 7.600; Interés neto imputable a anteriores desembolsos de la defensa financiados con endeudamiento 206.700. El total es 934.900 millones de dólares. El informe completo disponible en http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1941.
(4) El análisis en profundidad de este documento lo realiza Juan Carlos Tokatlian en: http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=2597.
Bibliografía
Arrighi, Giovanni “Adam Smith in Beijing. Lineages of the Twenty-first Century”, Ed. Verso, Londres, 2007.
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Borón, Atilio (Agosto 2008) La IV Flota destruyó a Imperio. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=71635
Cox, Robert (1983) ‘Gramsci, Hegemony and International Relations’, Millennium: Journal of International Studies, 12
Dumenil, Gérard (2008) “Entrevista a Dumenil” en Página 12, Noviembre. Buenos Aires. European Central Bank (2007) “Reporte Anual del Banco Central Europeo, 2006”
Girado, Gustavo (Octubre 2008) entrevista radial disponible en www.marcaderadio.com.ar
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Keohane, Robert (1981) “Después de la Hegemonía” Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.
Medici, Alejandro (2008) “Más allá del imperio y del imperialismo: el Orden Global desde las perspectivas neo gramscianas” en Revista Relaciones Internacionales, Nro 34. La Plata, Argentina.
Moneta, Carlos (Octubre 2008), Las “ruedas” del comercio global en el mundo que viene Mercosur y el sistema emergente de Asia del Pacífico Disponible en http://www.mercosurabc.com.ar/nota.asp?IdNota=1713&IdSeccion=7
Rapoport , Mario (Octubre 2008) “Los EE.UU. siempre pasaron sus crisis al resto del mundo” en El Argentino.com, Disponible en http://www.elargentino.com/nota-9014-Los-EEUU-siempre-pasaron-sus-crisis-al-resto-del-mundo.html
Stiglitz, Joseph (septiembre 2008) “Crisis financiera – El desplome: sin producción, sin ideas nuevas, ¿en qué se basa nuestra economía?” en Realidad Económica. Disponible en http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=2624
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Tokatlian, Juan Gabriel (Junio 2008) “Estados Unidos vuelve a patrullar” en Le Monde diplomatique/el Dipló. Buenos Aires
Tokatlian, Juan Gabriel (Septiembre 2008) El militarismo estadounidense en América del Sur. Disponible en http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=2597
Warde, Ibrahim (Junio 2008) “Fondos soberanos, ¿predadores, salvadores o víctimas?” en Le Monde diplomatique/el Dipló. Buenos Aires.
World Economic Situation and Prospects: Update as of mid-2009. UN, Disponible en: http://www.un.org/esa/policy/wess/wesp2009files/wesp09update.pdf.
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